domingo, 2 de febrero de 2014

Una decisión meditada

Hay una manera de no hacer nada y demasiadas de hacer algo, y solo una es la correcta; de ahí que ayer volvió a dudar. Si no hubiera tomado aquella decisión, si se hubiera quedado en su dominio, hoy no abría visto llorar a su familia...
 
No fue una decisión improvisada, estaba sobradamente meditada, simplemente la había que tomar y la tomó. Sin embargo, a ellas les pareció poco meditada. Las reunió y al contrario que en otras ocasiones, esta vez le dijo que no cabía discusión: "Nos quedamos".
   
-¿No volvemos?
-No.
-¿Cómo has decidido sin consultarnos?
 
Aquella decisión estaba madurada y abalada por años de reflexión. Solo espera que el tiempo les cambie la cara, les seque las lágrimas y no le guarden rencor. Si supieran que en aquellos momentos tan duros no vaciló en tirar la moneda al aire... Lo que nunca sabrán es que desobedeció a la moneda.

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