Baja las escaleras de nunca acabar con la cara de tristeza,
ha de olvidarse de la última promesa:
"muchas gracias, pero no".
No es promesa ni es información,
es alivio de luto.
Pero no puede aliviarse de las penas en los duros años que vive.
Desolada, lo seguirá intentando.
Deja un resquicio a la esperanza y vuelta a empezar,
tal vez mañana el aire acaricie su suerte
y al recorrer el camino de los caminantes errantes
una llamada incierta
le diga que pasa a la siguiente prueba.
Y devuelta a la sonrisa
del paisaje de silencio en el que vive.
No será tan triste pero será tal vez mañana.
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