Estoy seguro que cuando te acompañaba detrás del coche fúnebre, luego de aquel periplo épico que me había acercado hasta ti (pésames y flores), te ibas olvidando de mí. Estabas expectante ante tantos "gracias por los favores recibidos". Yo iba en una nube por la emoción del momento. Han pasado años mi y sentimiento hacia ti no ha cambiado, te sigo necesitando más que nunca... Te quiero hablar de muchas cosas. Siento que estás aquí, conmigo, y te hablo, y me hablas, y nada ha cambiado. Pero hay algo más: "el día después", nunca te hablaría de él si no creyera necesario que supieras cómo fue todo al poco de tu partida. Me cuesta seguir escribiendo, soy apenas una brizna de paja en este mundo que dejaste... Qué duro reunir palabras de agradecimiento. Los tiempos cambian y la devoción popular también.
Me dijiste que cuando me fuera dejara mi dirección, querías seguir leyéndome. Lo sabías, caliento mal las sillas. O no las caliento. Profunda depresión, y luego, en el fuero interno de algunas les da fastio tener que verme ocupándome de las cosas.
Me sigue desconcertando escribirte, no me salen palabras (ya ves). Todo cambió de repente, ¿por qué? ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Quién pasó lista antes de tiempo? ¡Qué tamaño error!. (Te fuiste antes que yo, pero seguiré con dona escribiendo a quien no tenga contacto con la realidad).
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