Yo no creo en los astros y su poder de conexión: que si nos marcan el camino, que si el bendito amor; todo estupideces de buen invierno. ¡Joder, dona, sí que hace frío este invierno, nos tenemos que cuidar!. En cada uno de nosotros mismos, vive un astrólogo, una pitonisa, que sabe que los astros no saben de ti, que tu carta astral eres tú mismo cuando te miras al espejo y verificas con tus propios ojos que eres más viejo que ayer, y que una mirada que había a tu lado no está. Mejor verifica tu estado de ánimo, o aquellos ojos de mirada triste de frente y en ellos descubrirás cuanto dicen los latidos de tu corazón. Mira en tus adentros, mira de frente a la vida y no confíes en quien no sea capaz de regalarte una sonrisa.
En las ciudades pocos sonríen, la desconfianza revolotea entre la gente, mirando de frente a la vida, ¿En quien confiar?
ResponderEliminarMe cuentan que en el trabajo no se puede confiar en los compañeros, pues cada uno teme que les vayan a quitar su puesta de trabajo. Ya no responden ante su puesto de trabajo, sino por el compañero que temes te lo quite. Yo no he vivido esta locura laboral. En la vecindad hay que seguir confiando. Y no hablamos del amigo. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Confio en ti, en mi, en el mirandolos a los ojos. A ti no te los puedo ver, ni falta hace, tus letras hablan por ti, sin embargo, sin saber quien eres y te encuentro en la calle, ¿Confiaría en ti tan solo por tu mirada?
ResponderEliminarNo lo sé, sería tu elección. Pero nunca te defraudaría... Beso.
ResponderEliminarSalud
Confiaría en ti hasta el fin de los tiempos porque eres mi amigo.
ResponderEliminarBuenas...
ResponderEliminar... madrugadas. ¿No duermes nunca?
ResponderEliminarNo. Fijate, son las dos de la mañana, tengo que levantarme a las cinco porque tengo cita con el neurólogo. Debo cruzar la ciudad de punta a punta y heme aquí sin poder dormir. Yo creo cuando muera reencanare en mmm no se que animal no duerme nunca, quizá en lechuza. Seré la lechuza Flor o la Lechuza Mimi como se llama en uno de mis cuentos.
ResponderEliminarLa señorita neuróloga (Dama de tus sueños) te reconocerá y te dirá qué haces aquí otra vez, estoy de ti que te vomito. No tienes nada más que sueño... ¡Duerme y sueña y déjame vivir!. Y tú, obediente, te asirás al mejor de tus sueños y te convertirás en lo que más quieres... Y se hará realidad. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Es señor neurólogo. Yo no quiero ir pero el me cita cada dos meses para ver si puedo seguir haciendo los ejercicios bobos que me pone. Hasta sin neuronas -ya sabes, el Parkinson las mata- puedo hacerlos.
ResponderEliminarEl problema mi querido y bienamado de soslayo es que no tengo sueño y el mejor de mis sueños no se cumplirá porque sino, ¿Que voy a soñar después?
El problema es (de tu mirada) el ensueño. Beso.
ResponderEliminarSalud.