De hoy en adelante dejaré de educar al mundo e intentaré aprender. Estoy seguro que me costará dada mi altivez, pero ha de ser, mis amigas han dejado de leerme y eso ultraja mi conciencia. Compruebo en mi escritorio que la mayor actividad de lectura que tengo es a horas intempestivas, quizá cuando llegan a casa, horario que la gente sensata emplea para dormir, aunque a veces me cruzo con ellas: debido a mi edad prefiero levantarme que acostarme, dar un largo paseo por Les Seniaes -ay, dona-, una ducha de agua fría y mortificar mi estómago vacío. Y luego releerme sin poder rebatirme.
Según un ilustre escritor en tiempo pasado... Los escritores y poetas más afamados son bebedores y fumadores empedernidos que narcotizan su conciencia para llegar al cenit de la inspiración. Suelen beber brebajes preparados en noche de bruma por la bruja del bosque en una ciénaga lúgubre y fumar caliqueños.
Supongo que la razón de que haya tan pocos escritores que merezca la pena es que no todos siguen esta norma: la mayoría suele morir al ensayarla.
Suelo leerte en las madrugadas durante mis insomnios constantes.
ResponderEliminarCon razón no soy escritora, ni bebo ni fumo, así ¿Pos como?
Se lo bebió y fumó todo Chavela Vargas. Lo siento. Beso
ResponderEliminarSalud.
Con Joaquin sin duda.
ResponderEliminarVaya dos. Beso
ResponderEliminarSalud.