lunes, 17 de febrero de 2014

Se quebró el amor

No es mi caso, yo sigo amando a la vida, la gente, escribir, la poesía a mi manera. Y no menciono a Dios en el lote de mis excesos amorosos, porque apenas sé de Él, tampoco de ti, ni siquiera suficiente.

Lo que a mí se me quebró fue la cabeza. De cuando en vez me obligo a salir de casa, silenciar la lengua y encontrar los conceptos más allá de la palabra. Pero no siempre lo consigo, ni peinar el cabello que en parte me cubre la cabeza. Incluso a veces, como la cuerda que salta de una guitarra usada, fatigada, tensa, la palabra que es mi puente con lo que amo, mi instrumento, mi escudo, mi arma letal, me abandona, se regaza en la marcha que sincronizadamente simultanea con el que camino del brazo y me confunde y pierdo el paso. A pesar de que las ideas siguen fluyendo de mi mente no cobran sentido al no encontrar el soporte necesario. Daría lo que no tengo para que mi mente quebrada volviera a reconstruir sus pedazos. Quede constancia que el precio que pago no me hace arrepentirme por lo mucho que amo la palabra.

Y amo la palabra, tanto la amo,
que hasta que el poeta Ángel me convoque
y me ofrezca en eterno sacrificio,
retenido en un mundo que no comprendo,
seguiré escribiendo al bendito amor y la santa poesía.

4 comentarios:

  1. Las letras no te abandonan, se duermen, caen aletargadas por el tedio de no saber como conformarse para decir todo lo que quieres decir.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta que siempre tengas algo que decir. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar
  3. A mi no, en ocasiones debo quedarme callada pero no, ai voy siempre a hablar incluso hasta de lo que no se.

    ResponderEliminar
  4. ... y, sobretodo, de los que dudan y temen. Beso y Besito.

    Salud.

    ResponderEliminar