Doña Esperanza se aferra a su nombre cada vez que recuerda que lleva en su alma la pena de muerte; está condenada por un tribunal médico. Esperanza resultó culpable de padecer cáncer por la mala vida que llevó, aseguran los médicos. Tanto trabajar para darles estudios a sus hijos, tanto penar por todo en un entorno laboral y social desfavorable no es bueno. Esa al parecer es la explicación, solo esa, porque en justicia, si la justicia fuera justa, no le tocaba: aún es muy joven. Ahora espera que el tribunal médico que la halló culpable decida si la pena la debe saldar con su vida. Aún hay esperanza, e indultos o milagros. Y todo, a pesar que la justicia en su país garantiza el derecho a la vida y prohibe la muerte si no es a voluntad propia. El humano ser se asusta, tiene miedo con solo oír la palabra cáncer. ¡Que mueran los criminales!, es la consigna. Aunque sabemos cómo sufre doña Esperanza, nada se puede hacer. Así que el "ojo por ojo y diente por diente" resurge. En el mundo actual donde reina el crimen desde ahora nadie querrá -pienso yo-, ir al médico.
Ayer, la sentencia se hizo firme y Esperanza rezó a Dios para que al menos el tribunal médico le diera su nombre a la sentencia y la exculpara de su pasado.
La vida paga con mal toda una vida de sacrificios. No es que quiera que todo fuera felicidad pero si se pudiera llegar a viejo y morir así como quien no quiere la cosa, sin sentir. Justo pago por haber pasado por el mundo sin haber hecho mal a nadie, pero nada es como debiera.
ResponderEliminarAl menos es algo. Hay quién nada tiene, y cuando se pierde la esperanza nada queda. Porque hablaba de esperanza. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Como dijo Montesquieu..."No hay peor tiranía que la que se ejerce al amparo de las leyes y bajo el calor de la justicia"...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Y la interpretación de los políticos, añadiría. Gracias.
ResponderEliminarSalud.