Yo no
soy quién aparento ser. No quiero darme importancia, pero soy importante
y vivo la vida con mucha acción.
Resulta
que ayer estuve de invitado en un debate de televisión. Soy
imprescindible en muchos asuntos, más que nada por mi talento. Por
eso de cuando en vez me invitan a debates para saber la verdad, que
no es otra que mi opinión. No diré el nombre del programa ni el
canal de televisión porque no me interesa que se abra una guerra de
audiencias. Vivo de cerca el mundo de la televisión y siento
lástima por sus porcientos de audiencias. No miento cuando digo que me he negado a participar en
muchos programas de televisión por no estar a mi altura intelectual. Los hay que cuando
hablan sus invitados más parece que estoy en las fiestas de mi
pueblo con su infernal ruido enlatado. Solo ruido. Nada dicen que
merezca la pena. A dona nunca la dejé ver esos programas por su
carácter depresivo.
El
debate de ayer trataba sobre unos estudios cuyos resultados fueron
publicados recientemente por una revista científica, la cual, deja
meridianamente claro que la mujer tiene la suprema facultad de hacer
sentir al hombre en la obligación de realizar los quehaceres
domésticos. Y no puedo decir más porque el debate aún no se ha
emitido. Pero tengo un amigo que es el vivo ejemplo del drama, no diré
su nombre para preservar su intimidad. (La gente importante no
podemos decir lo que sabemos... acabaríamos en la cárcel). Resulta
que su esposa le hace creer que es "obligación suya tender la
ropa después de la colada". Y más, pero no diré para no
amancillar su orgullo. Solo diré que al final le hace "la
prueba del algodón". Es una pena de amigo. Mi amigo, por santo, un día
dará en loco. Por eso, aprovechando
unos "favores", le concerté una cita de urgencias con una
psiquiatra "amiga" de mucho prestigio. (Lamento decir a los que
pacientemente esperan, que lo de "qué hay de lo mío"
sigue vigente. Que si no eres importante o conoces a alguien que lo es, o
mismamente seas la infanta... en fin, es otro tema del que no puedo hablar. Como el de los
sobres del PP). Hablando del PP (dejo a mi amigo "mandilón" que
se espabile solo), confieso que me gustaría ser presidente o
vicepresidenta del gobierno. ¡Despacharía los problemas
que aquejan al pueblo en un verbo!. No sé, tal vez me falten apoyos, y dinero:
soy importante por mi talento y para ser político hay
que ser burro como ellos... Además, presumo que ni mis amigas
me votarían... Ay, el pueblo pierde a un gran político, un estadista, un
líder carismático. El pueblo siempre pierde, como mi amigo. Por
cierto, cómo acabaría con la psiquiatra, más tarde le llamaré para saber... Si ya está loco o aún le quedan azulejos por limpiar.
¡Guau! ¡Saliste en la tele! La importancia de ser importante.
ResponderEliminar¿Guerra de audiencias? ¡Ajaaaa!
Pobre de tu amigo, tan lejos de tu psiquiatra y tan cerca de su mujer.
Antes de volverse loco debe dejar todo limpio, ¡Pos este! ¡Haga todo y de buen modo!
¿Neta, saliste en la tele? ¡Guau!
Por eso digo: Ojo conmigo... Ser importante y creérselo es una gracia. Es como morir de éxitos, ay. Muchas gracia. Beso.
ResponderEliminarSalud.