sábado, 8 de junio de 2013

En el amor no es diferente

"Juntos tenemos el poder de proteger el Océano".
 
Es el lema de la conmemoración de este año del Día Mundial de los Océanos. Se nos mueren los mares y con ellos los océanos. Agua, fuente de inspiración, fuente de vida. Una advertencia ha echado a andar, no perdamos la oportunidad de enfrentar los desafíos que nos conllevan proteger los océanos. Debemos crear conciencia. Empezando por el mar de cada cual. Frenar la contaminación venga de donde venga. Y digo mar y digo tierra y digo aire. Digo amor por la naturaleza.
 
Ayer estuve en un paraje precioso pleno de vegetación, donde las cordilleras son lomas, los ríos riachuelos, las carreteras caminos, y los coches carretas. Ayer estuve en la "Feria de la Cereza en la Vall de la Gallinera". Nunca había estado y mereció la pena. Es una feria con artesanía de la zona y toda clase de productos naturales de la tierra, quesos, vinos y licores, y la cereza como anfitriona. La roja cereza estaba imponente en cada puesto. Es un lugar ideal para estar un día en el que uno quiera rencontrarse con la naturaleza. Naturaleza viva, libre de la mano destructora del humano ser. 
   
Estamos obligados a defender la naturaleza sin hacernos más preguntas, debemos pasar de las palabras a los hechos: la sobreexplotación de los recursos naturales culpable. Como en el amor, vamos de mal a peor. Y al final no hacemos nada para evitarlo. Vida humana imposible. Recordar: "tres partes de agua y una de tierra". Lo cierto es que no sé si aún será ése el porcentaje, que los Polos se derriten por el calentamiento global. Pero quedan lugares como el Vall de la Gallinera donde se puede ver tierra productiva natural y respirar aire puro, donde podemos llevar a nuestros hijos para que vean cómo era el planeta antes de que le metiéramos mano. Defendamos lo natural, a esa mujer de piernas esbeltas que calza zapatos de tacón imposibles antes de que caiga de ellos y se mate. Hay esperanza. Luego se acabó el día, y de vuelta a casa, todos fumando en el coche pensé que estaba muerto, y que la discoteca a la que me llevaron eran honraban mis exequias.
 
Como siempre que salgo de casa, busqué tu mirada por tierra mar y aire y tampoco estabas. Ni en la discoteca. Siempre, y para todo, nosotros somos nuestros propios enemigos. En el amor no es diferente.

4 comentarios:

  1. Eres un naufrago buscando su mirada en océanos perdidos de gente, ¡Suertudota! Malo para ti que no la encuentras.

    ResponderEliminar
  2. Malo para los dos. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar
  3. Para ti, si ella quisiera saldría a flote.

    ResponderEliminar