De ayer a hoy te quiero amor como el
primer día, con esta alegría con la que voy viviendo… que me estaba
matando... (Ha llegado el momento de poner en duda la existencia de
Dios).
Mucha
tela que cortar a una sociedad que se mueve solo por intereses. Hay
en el ambiente un catálogo de temas variados. La gente ha de estar harta de
escuchar y leer siempre sobre lo mismo en los medios de comunicación.
Impera la libertad de expresión, de prensa en particular. Los punto com te cuentan al instante la noticia
interesante que ocurre en cualquiera parte del mundo con todo lujo de
detalles. Eso está bien. Lo malo, que ya nada nos sorprende. Se
asesina impunemente en las guerras, digo guerras y digo maltratos al
género humano. Violencia de Género. Y otras barbaridades que a
nadie se le escapa porque tememos prensa libre. Son tragedias y son
muertes de inocentes. Podíamos hacer más como sociedad para que
nadie se muriera de hambre y enfermedad (maldita
redundancia). Desoímos a ONGs responsables y con pruebas sobre algo
que es más que un desafortunado rumor. Se sigue matando por
intereses inconfesables. En el subsuelo de los países pobres hay oro
y se sigue asesinando por él. Y si no son guerras son catástrofes naturales o
crisis económicas. ¿Nos tendremos que morir para que nuestros hijos tengan la
oportunidad de vivir? Con la cara de los entierros podíamos
recordar, porque ya lo sabíamos, que la historia nos enseña que las
crisis transforman los patrones de conducta... Se hunde una ilusión
tan dolorosa como si fuera una ausencia presentida, esa misma
ausencia que ya devora antes de ser el ser. Ser, o ser como alguna
vez fuimos. ¿Comprendes? Entonces no podemos hacer nada. Pues
que la vida siga su curso... Pero esa vida que sigue su curso
nos enseña, si estamos atentos, otra vida que es tan real como
irreal, que bien puede hacernos más humanos y acaso actuar en consecuencia.
Una ilusión se va fundiendo lentamente como se funden los cuerpos si se entregan en un jueves de esperanza frente a un mar... Irá naciendo una nueva ilusión y, sin embargo, alguien trajo consigo un debate estéril sobre la relación que existe entre el bendito amor, la santa poesía y la incomprensión de una relación imposible. Si existe Dios y un cielo, seguro que allí andaremos nosotros algún día... amándonos, amor.
Lo escribió García Márquez: "Unos resentimientos revolvieron los otros, reabrieron cicatrices antiguas, las volvieron heridas nuevas, y ambos se asustaron con la comprobación desoladora de que en tantos años de lidia conyugal no habían hecho mucho más que pastorear rencores".
Nuestro
proceso de conversión debe ser permanente y evolutivo hasta el
final. ¡Que sirva de soslayo en su fidedigna información y la santa
poesía como arte para explicar cómo vivir en paz!. Esta sentencia
enfrentará las civilizaciones del futuro. Cuando ese día llegue... ¿Llegará? Vaya
pregunta susceptible de toda clase de respuestas... Dios existe.
Dios se ha pasado al lado de los malos, a los buenos de corazón los ha olvidado. Hundidos en su pobreza no mira para abajo.
ResponderEliminarNi de soslayo. No mira. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
:)
ResponderEliminarYo no sé si Dios existe en las cosas malas, en el lado oscuro del hombre, dudo bajo mi Fe que sea de este modo. El hombre ha olvidado ser bueno o mejor dicho, ha olvidado ponerle bondad a lo que hace, hacerlo con amor. El mundo se ha "evolucionado" se dice habitualmente, y cuando se habla de "evolución" se involucran los abrazos con emoticones, los te amo en mensajitos de texto, los placeres se redujeron a una "pantalla touch" de un móvil, tablet o artefacto de turno. Se le dice "rústico" al hombre que corta la madera para dar calor a su hogar, que escribe una carta y la despacha por el correo tradicional, que levanta el teléfono para oír la voz de quien ama, que repasa con sus manos un animal indefenso antes de jugar todo el día con el ordenador o la play. Dios existe en las cosas bellas y el hombre ha dejado de observarlas.
ResponderEliminar