miércoles, 26 de junio de 2013

Y yo tan feliz...

De pequeño, creía que mi madre se llamaba Alicia y mi país Maravillas. Que "todo el mundo era bueno". Y yo a lo mío, a contaminarme con el término, hasta que un día un niño me pegó y me puse a pensar que no todo el mundo era bueno, que mi madre no se llamaba Alicia, ni país Maravillas... Entonces, llegué a casa y les pregunté a mis padres que, sin responderme, me preguntaron a mí: ¿y qué te hizo pensar que la vida era cuento de hadas? Nadie te puede asegurar lo malo y lo bueno. Confundido, traté de contestar a mis padres pero era mucho saber para alguien como yo que solo recibía información de lo que apreciaba en el mundo exterior. De niño uno cree y piensa diferente...
  
Crecí, y ya apenas me extrañó nada: los gobiernos "venden" sus apariencias, las instituciones sus respetos, los empresarios sus látigos o la vida sus descuidos. Todo se compra y se vende al mejor postor. La vida se interpreta y las personas nos influyen, y aprendes que nos quieren por el interés y nos traicionan. La vida es un gran bazar. La vida es caprichosa como una adolescente.
 
¿Qué ocurriría si no hubiera algo bueno y malo en la vida...? ¿Sería una causa directa de aceptación social?
 
Hoy, es miércoles, y voy a Valencia a comer con mi hija. Mucho jaleo por amor. Mi hija me quiere igual coma o no con ella. De viejo debo llevar una vida más tranquila y ordenada. Y una gran capital no es buena para mí... Voy enamorado y vendré desconsolado. Hace mucho calor y el ruido me rompe la cabeza por dentro. Pero me apetece ir. Sé lo que es bueno para mí y sin embargo cometo dolo. De viejo, uno toma riesgos que no tomaría de joven. De viejo, uno paga por todo: por una colindancia solidaria, por una amiga, por una mirada de soslayo, y, sobre todo, por una salud de hierro.
 
Hoy veré a mi hija Cristel, la niña de mis ojos, y se me olvidarán todas las tristezas. Seré completamente feliz, me contará y le contaré. Me contagiará su felicidad. Nos reiremos juntos (es lo que más deseo): Necesito ser feliz. Pero de vuelta a casa, al subir al coche (si no me ponen una multa como la última vez), el mundo real se me echará encima y me sentiré culpable. Y yo tan feliz...

6 comentarios:

  1. Todos necesitamos ser felices, cuando encontramos una pequeña porción de felicidad en un hijo; un jardín; un abrazo; en la amistad; en un café observando una puesta de sol; en la mirada de una madre, hundámos en ello, en esos momentos, porque el tiempo nos va a indicar un día cualquiera que debimos disfrutarlos más, habrá sido todo muy breve cuando pase, cuando ya sea de mañana, cuando demasiado futuro nos sorprenda. Salúdala de mi parte, cariños.

    ResponderEliminar
  2. quizás nuestras des ilusiones hacen necesario que sigamos creyendo (y contando) este cuento de hadas que es la vida??

    besos!

    ResponderEliminar
  3. Disfruta, se mucho muy feliz y deja que el mundo ruede.


    Chau

    ResponderEliminar
  4. ... no sin mí. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar