La crisis no puede ser la disculpa para todo...

Si la vida es un sin vivir, ¿qué hacemos para remediarlo? ¿Lo dejamos como está o esperamos que se arreglen solas las cosas? ¿Por qué le tenemos miedo a los cambios? Los cambios son necesarios para avanzar.

  
Es importante que las diversas culturas profundicen y asuman un estilo de vida de verdadera empatía. Aún buena parte de la población mundial vive en condiciones de desamparo y miseria que son una ofensa a la dignidad humana. Y además está la explotación laboral que es una tortura. Estos desajustes exigen una movilización moral que exija objetivos comunes para lograr una disminución radical de la pobreza, así como para acrecentar el respeto hacia nosotros mismos. Son muchos las injusticias que debemos parar, entre ella las guerras, porque la fuerza nunca resuelve nada, es cuestión de apostar por un mundo distinto, donde la solidaridad se convierta en el pan nuestro de cada día.

  
Vivimos una civilización inhumana, donde todo lo tomamos como un espectáculo. Comenzamos y terminamos el día sin saber de una alegría, un brazo pegado a un hombro o un beso. ¿Dónde está nuestra humanidad humanitaria?

  
Lo cierto es que en un mundo cada vez más globalizado no se puede hablar de solidaridad. En nuestra sociedad no debiera tener cabida las incertidumbres y el hambre, la comunidad internacional debe exterminar el fenómeno del terrorismo engendrado por el odio. Nadie puede quedar a su suerte, sino a la suerte de una colindancia unida por vínculos humanos. No debemos alejarnos del dolor ajeno. Cuando los derechos del pueblo son violados, cuando quedan desprotegidos por sus gobiernos, es plenamente razonable la intervención ciudadana. No hablo de revolución, hablo de Derechos Humanos. Una justicia tardía es una injusticia. La sanidad, la dependencia, el desempleo, la educación, la juventud que no sabe qué hacer ni a dónde ir son algo más que palabrería política. Estado de Bienestar.

  
El equilibrio está en la generosidad y debemos ponemos a ello. Por mucho que se nos llene la boca de igualdad y solidaridad, si las medidas no van acompañadas por toda la ciudadanía no avanzaremos... Si una sociedad no atiende a causas injustas alimenta la desesperanza entre las personas. Debemos defender la paz. Hay que dar una conciencia diferente a la vida, no podemos quedarnos en la superficialidad de las cosas y pensar que de esa manera se acaba lo malo. Pasa por la educación, por clavar los valores en el corazón de los seres humanos. La crisis no puede ser la disculpa para todo...