viernes, 28 de junio de 2013

La reflexión

Vivimos en permanente conflicto con lo inesperado independientemente del nivel de información y conocimiento que caracteriza nuestra época. Somos vulnerables, pero en nuestra luz interior disponemos de un recurso infalible para contrarrestar el incierto existir: La reflexión.
 
La reflexión es aplicable a la cotidianidad del presente: es una guerra sin fin por la felicidad. Nuestro conocimiento de las cosas y sus circunstancias han aumentado pero no por ello ha disminuido nuestra incertidumbre, sino que, por el contrario, se ha intensificado. Según mi experiencia de creador de opiniones tendenciosas, he intentando ser agudo e inquisidor, procurando descartar noticias convencionales funestas y tristes de morir; la verdad no siempre interesa, mucho mejor mentiras alegres: la verdad reflexiva tampoco interesa si lleva aparejada la realidad que vivimos sin fe ni esperanza. La reflexión sana ha de llevar como premisa devolver la ilusión en el absurdo transcurrir de lo cotidiano.
  
Con frecuencia me enseño de autores connotados que abordan temas de carácter variado, incluyendo hipótesis sin posibilidad de comprobación, y me cuido mucho de emitir criterios totalmente absolutista. Los personas que escriben tratan de dejar un pequeño margen de error conceptual o interpretativo en todo cuanto plantean, por sólido que sea su origen, o construcción fidedigna que tengan al respecto, permitiendo así el acceso a las probables concepciones de opinión del lector más exigente. Además, es demasiado pensar y no merece la pena: hay demasiados políticos y curas generadores de opinión interesada.
 
La mente humana debe llevarse por caminos inciertos (sin negar ni afirmar), en términos de aprehensión de la verdad, más que nada por nuestras limitaciones. La adopción de criterios ajenos, por útiles que nos parezcan, suelen tener resultados ya alcanzados en torno a las cosas investigadas y contrastadas. Así perdemos la capacidad de reflexionar y de tener opinión propia. Mejor equivocarse uno mismo, a que te den una verdad incontestable. Tanto caso hemos hecho a todo el mundo y de qué nos sirve... podría citar verdades incontestables de políticos y usureros que nos llevaron a la ruina económica y mental: la ruina económica conlleva de facto la ruina mental aparejada... A no ser que seas estafador profesional, lo uno lleva a otro. Ahora que nos quitaron hasta el aire que respiramos, esperanzas incluidas; ahora que somos pobres de solemnidad, quizá debiéramos contratar estafadores profesionales para pagarles con la misma falsa moneda a esos fulanos. Nos están haciendo demasiado daño y ya el psique no aguanta más.
 
A mis humildes (falsa humildad) entenderas, máxime cuando el daño proviene de profesionales que se suponen arduos estudiosos del comportamiento humano y sus contradicciones con características que tantas veces no tienen explicación, debiéramos creer exclusivamente en lo que vemos. O en escritores de talento. Ni políticos, banqueros, religiosos, psiquiatras, y mucho menos en un contexto para el sostenimiento existencial. Es más, y lo digo sin empacho, si mis opiniones días atrás, tuvieron un atisbo de certeza, estaría demandando una reparación. Porque yo también soy persona sensible y el tiempo no me ha encallecido el alma. (Que realmente sea un viernes de fiar y las noticias sean excelentes para todos y todas, y en especial para ti, mi amiga, que la vida ha quitado su antifaz y no es tal como la imaginaste. Ánimo, y que la María te acompañe).

3 comentarios:

  1. La Maria acompaña pero ¡Ah jijos hoy se escondió!

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  2. La María también tiene sus descuidos. No es Dios. Pero no se esconde ni es cobarde, y sabe rectificar a tiempo. Muchas gracias. Beso.

    salud.

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  3. Ojalá fuera Dios.

    Si Dios fuera mujer nosotras sufriríamos menos je.

    Beso

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