-Cariño, mañana es la
Feria de la Cereza en la Vall de la Gallinera. Tenemos que ir. Es una
fiesta estupenda.
-No puedo
-¿Cómo que no puedes?
-No puedo.
-¿Y entonces?
-He quedado...
-¿Has quedado con quién?
-Con unas amiga a
cenar...
-¿Sin decírmelo?
-¿Decírtelo?
-Digo yo que me lo podías
haber dicho, ¿no?
-No.
-Sí sabes quedar,
deberías también saber decírmelo.
-¿Y con quién vas?
-Con unas amigas...
-Son de fiar...
-Una sí...
-¿Solo una? Miedo me das...
-¿Y yo qué hago
mientras?
-Estar atento por si
tienes que ir a buscarme... Así que ojo con dormirte.
Mi
esposa, no es ni más ni es menos que la justa medida de mi
felicidad, pero a veces no sé dónde amarrar sus salidas de pata de
banco. Si fuera un paisano como Dios manda le daría una lección que
no olvidaría jamás: apagaría el móvil y tendría que venir
en taxi. Esa sí que sería buena...
Jajajaja tu esposa tiene su carácter como Dios manda jaja.
ResponderEliminarA ver dile algo jaja.
Ni te imaginas... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Eres hombre y los hombres prefieren llevar la fiesta en paz.
ResponderEliminarAsí es. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.