domingo, 2 de junio de 2013

Sencillamente lloro

Ayer me invitaron a un bautizo. Yo no soy de mucho ir a bautizos, ni a misa los sábados si no es por un entierro o una boda, pero me dijeron que si iba el sábado era como si fuera el domingo. Entonces fui. Hubiera ido igual para no hacer un feo a los padre del bebé, aunque al bebé le importaba un rábano que fuera o no. El bautizo como siempre: el agua bendita por la cabeza, unas palabras en latín y amén. Luego el cura dijo algo, pero la megafonía no funcionaba y no me enteré. Bebé bautizado. Después todos los invitados fuimos a su casa tirando petardos. En este pueblo si no hay petardos no hay fiesta. Bautizos, comuniones, despedidas de solteros, bodas, o borracheras porque sí. Por cierto, una casa estupenda, un jardín, una piscina, una cosa... Y los padres de los que ya no quedan. Para que luego diga mi esposa que mis amistades las enterré con dona. A pesar de que la invitación venía a nombre de Carmen y marido. Para el caso es igual, fui y me relacioné con las personas, e hice amigos, que ahí quería llegar. Hay que salir de casa para hacer amigos, lo dice mi esposa y también lo dice mi vecina la chismosa: "en casa nadie hace amigos".

Los padres del bebé estupendos, no me canso, se desvivían por todos los invitados para que no les faltara de nada: bebida, comida, sillas, todo muy bien. Y entonces mi esposa me presentó en sociedad: me dieron la mano, me preguntaron ¿es usted de por aquí? y en un verbo cada cual a su corrillo. Sin darme cuenta estaba solo y echado a perder. Igual tengo lo que merezco por "simpático". No tenía que haber ido a misa, al ágape sí, a misa no, a misa no. En un pueblo tan hermoso no me explico cómo los santos no huelen a azahar... Enseguida me disculpé con los padres del bebé y me vine yendo hacia casa... Al poco llegó mi esposa y me dijo que había sobrado mucha comida y que hoy domingo íbamos "los de casa" a almorzar. No hay mal que por bien no venga: el mes se hará más corto, y como todos somos de casa lo vamos a pasar de miedo.

A veces tengo ganas de llorar y lloro. Me provoco el llanto pensando en algo triste, en mí, por ejemplo, y lloro. Suena masoquista, pero funciona. Sencillamente lloro.

2 comentarios:

  1. Llorar porque si, por recordar lo triste que uno es. En mi caso lloro cuando escribo mis posts de melancolía y olvido o cuando como hoy quise hablar de la EP, me desahogo y lloro y guardo el post y sigo la vida sin llorar como hoy en que me refugio en las letras que ya no puedo escribir.

    Como dicen los españoles, ser tristes no mola.

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  2. Ser triste no mola. Y ser alegre si no te sale del alma tampoco. Esperanza sin fin. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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