Mi decoro por los suelos

Me gusta Juan José Millás, su obra es reconocida por lectores de todo el mundo y algún crítico. Es un escritor de mucho talento. Y me gusta sus maneras de contar la realidad. Sus relatos, sus cosas, sus manera de decir. Escucha radio, televisión, prensa, y de ella, "Cartas al director". Es una persona informada; para escribir del mundo que vivimos hay que estar bien informado. Lo cierto es que me gusta Juan José Millas escritor. Y el articulista que se inspira en "Cartas al Director". Yo, para inspirarme, también leo "Cartas al Director", que para eso, y para hacer la lista de la compra no hace falta talento, solo poner atención. Bueno, y leo blogs. Pero no para inspirarme, sino para apreciar la buena prosa. Raramente contesto, porque cuando merece la pena no sé qué decir. Entonces, dejo "Beso y Salud" y me voy. Pero vuelvo porque ese blog merece la pena. Y si el blog no merece la pena no vuelvo. Naturalmente hablo de mí, con eso quiero decir que es mi opinión.
 

Antes escribía en un foro de las letras, era más bien un Taller literario. Unos y otras intercambiábamos la palabra. De ahí salieron grandes amores. Lo recuerdo como una etapa entrañable... Luego más, pero no viene al caso. Lo que nunca hice fue escribir en un foro abierto. No hablo de esos foros donde se falta el respeto a la palabra y a las personas. Hablo de un foro donde cada cual opina adecuadamente de sus cosas. No me gustan los foros, ni me gusta chatear. Es más lo odio. De ahí que no tengo WhatsApp, ni facebook, ni twitter, ni Messenger, ni etcétera. Y en mí móvil 6 números: mi esposa, mis hijas, un amigo y una amiga. Mi número fijo es el de dona. (Miento en el de una amiga. La llamo y no contesta... Lo cambió y nada me dijo).
 

Lamento a diario demostrar el egoísmo que me incita a ser como soy. Simplemente estoy reducido a mí mismo. Con razón las amigas me duran... en fin, de las amigas hoy no quiero hablar. De ellas ni de otra cosa. Igual más tarde.
 

De nuevo mi decoro por los suelos. Y vuelta a empezar. Y cada vez más solo. Pero no más triste, eso no. Convencido de que aceptarme como soy es un gran reto, me entrego a mi mismo sin excusas. Hoy iré a misa y le pediré por mí. Uy, perdona, también por ti, que falta nos hace. Yo estupendo y tú en paradero desconocido. Un lujo para dos a las puertas del silencio. (Igual ahora cantaría Luz Casal: "Y no me importa nada...". Pero mentiría. Me importa).