Kristel me llama y anuncia la nueva temporada de otoño invierno. Su pasión por los trapos es indescriptible. Me pone al día de las últimas novedades en un verbo. Y la cabeza como un bombo. ¡Señor!. Llaman a la puerta, cariño. Mañana hablamos. Te quiero. Y me quedo pensando si no seré un retal o una oferta de verano en invierno. Pasaré mucho frío. Y sin colores alegres. Y sin destellos de luz. Y sin buenas madrugadas. Y sin garantía. Quiera o no me salen palabras de viejo maltratado por los años. ¡Joder, dona, yo no quiero estar triste!. Pero nadie me dijo aún por qué te tenías que morir... Y dale a la rueda que rueda. Así no levanto cabeza... (Nadie me verá arrastrándome por el barro). Me apeo por hoy. Se les quiere.
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