Si como me cuenta eres lo más alejado a lo que fuiste como amiga del alma mía...
Si es verdad que una aureola de mujer estupenda se ha apoderado de tu sentido común...
Si apelas a Dios y María cada vez que oyes repicar las campanas al alba...
Si atiendes los cantos de sirena de los que quieren y no de los que te quieren...
Si echas al ostracismo cualquier posibilidad de ser lo que fuiste, una dama en su propia poesía...
Así me quedara sin inspiración y me dedicara solo a cuidar a Ian, ir a recados y fregar los suelos de rodillas, no negaré el amor que te tengo ni renuncio a ti, pero sí a lo que eres. Quedo anclado a tu mirada que ya nunca será de soslayo. Y tu risa no la quiero: tengo la de Ian. Ni te imaginas. Sin desmerecer la tuya de antes. Tu destino es el naufragio. Nadie escribirá tus sueños. Ni escribirá los mejores versos con tu nombre. Ni dibujará tu figura sensual en la brisa periférica de Les Seniaes. Porque nadie te conoce como yo. Es todo. Y para que nadie te lo cuente en la barra de un bar y pongas cara de acabo de llegar, he desconectado la unidad central del ordenador que nos mantenía en línea. (Porque copié el enunciado anterior y no entiendo, lo que quiero decir es que he borrado tu nombre de entre mis favoritas la más bella).
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