miércoles, 2 de septiembre de 2015

Me siento privilegiado.

Digo: Los amores de antes son mejores que los de ahora porque vienen cargados de recuerdos que fueron vida... Digo amores de antes y digo Kristel. Las cosas claras si hablamos de amor. Con un café en la mano, Kristel, me recordó los buenos tiempos que tenía olvidados con los malos. Estoy orgulloso de mi mente absurda. Los buenos tiempos que me recordó hubiera querido recordarlos a mi manera, supongo que los daba por perdidos. O pesan más los malos tiempos que los buenos y no llegan a la superficie. Para que los buenos tiempos que me recordó no se me vuelvan a olvidar, los anoté en una libreta. Los buenos tiempos de antes los quiero mezclar con los buenos tiempos de ahora para siempre. 

Kristel me hizo sentir sensaciones maravillosas: ella hablaba y yo solo la miraba. Es un cielo de niña. O de mujer. A fin de cuentas eso no importa, para mí siempre será la niña de mis ojos.

Yo también tuve su misma edad, pero no la recuerdo tan plena de felicidad como ella. Eran otros tiempos y no buenos. Si hurgara en mi mente absurda tal vez encontrara recuerdos compartidos: un amor, unos grises a la carrera y algunos libros. Sino viejo del todo si viejo prematuro en algún aspecto. También pudiera estar vacunado de todo lo que supuso un pasado demasiado incierto y por ello justificado su olvido.

Kristel ha llenado mi corazón de alegría para una buena temporada. Soy realmente feliz. Mi esposa, mis hijas e Ian me lo recuerdan cada día por mi mala cabeza... No quieren que los olvide ni yo olvidarlos. Y de cuando en vez una amiga. Me siento privilegiado.

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