Mis amigos asturianos se irán hoy y quería que
la de ayer fuera una noche especial. Puse todo por mi parte para que así
fuera. Avisé a mis amigos de aquí para que Rajoy no fuera el tema a tratar, que lo dejaran en paz por un día (y con
él a mí), en asuntos relacionados con la patria. Estuvieron de acuerdo, aunque tengo
que reconocer que la negociación no fue fácil... Me costó
seis botellas de sidra (adoro la sidra). Mis amigos se dejaron sobornar por seis botellas de sidra, y luego critican a Rajoy. Ahora sé que las voluntades de mis amigos valen seis botellas de sidra. Pero tenía que ser una noche especial. Así que mi esposa
hizo unos postres y cada cual lo que quiso. Y yo puse la sidra con gran dolor de corazón, ay. Y llegó la hora, y con los
saludos vivieron las ganas de probar la sidra. Me remangué y el
primero para mí, no es mala educación: el que escancia tiene que probar la sidra antes de servirla para saber si es de buen palo, si el corcho o la temperatura. Los sidreros, y yo me considero un buen sidrero, somos lo las parecido a la intolerancia en estado puro (quede claro que hablo de sidra). Y
con el primer sorbo... la noche acabó para mí. Es
una prueba más, por si no lo tenía claro, que no puedo beber
alcohol. Nunca creí que llegaría el día que un culete de
sidra me dejara cao. Y eso es todo. (Doy título el comentario influenciado por
Sergio Leone y su película, "Por un puñado de dólares"
protagonizada por Clint Eastwood, para decir que, sino por un puñado
de dólares, "Por un culete de sidra" estoy muerto. O me quiero morir si aún no lo estoy).
Imagino la escena , me haces reír. Te imagino noqueado por la sidra jaja.
ResponderEliminarNo eres entonces buen sidrero si te duermes al primer trago jaja.