Un poco más viejo, sí, pero no hasta el
punto de olvidar la música autóctona de mi pueblo: al primer "pom" la reconocí. Es
una música enlatada que sale del tropel de las insensateces. Es muy bailable
y sencilla. Más que música es un esperpento de Valle-Inclán. El pasado verano recuerdo
que muchos hombres buenos murieron. En un principio se creyó que
podía ser una epidemia, pero enseguida unos jóvenes del
conservatorio dijeron que no, que era un desatino grotesco. A lo que el cura
del pueblo, por cierto, un cura buenísimo que murió por causas
aún desconocidas, la pinchaba los domingos en misa.
Logró que fuera la canción del verano. Fue todo un éxito. Si alguien
quiere morir de éxito venga a mi pueblo este verano. Morirá de éxito,
se lo prometo.
Una música
sanguinaria desplazó el día y se hizo dueña de la noche... La falta
de cariño se ha hecho dueña del pueblo. Ruego a mis
amigas que si por momentos reconocen en mí a un monstruo perverso sepan perdonarme.
En la penumbra oigo pasos, observo un fantasma, pero
los fantasmas no andan levitan, con sigilo salto de la cama armado
con la lamparita (y así quedará hasta que le pongas la
jodida bombillita), no son pasos, es una sombra que se difumina en la noche desvelada que ha tropezado con la pelota de dona. ¿Es un fantasma o no, en qué quedamos? No sé, me duele horrores la cabeza. (Llegado las fiesta de agosto recuerdo que
siempre quise morir de amor, sin odio ni rencor).
Morir de amor o de éxito da igual de todos modos si de morir se trata.
ResponderEliminarNo mientas. Sé de cierto que igual te da el cielo que el infierno, pero ponte de acuerdo o nunca nos encontraremos... Si mueres de amor irás al cielo, si de éxito al infierno. Rezaré por ti... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Entonces moriré de amor para irme al cielo que es donde estarás, nos conoceremos y despues el infierno esperara por mi, con eso de que soy atea por la gracia de dios, el cielo no me es permitido.
ResponderEliminarLuego de conocerte no te dejaré ir, ni la María. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Ni yo tampoco.
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