Un día como hoy, hace media vida, me
debatía entre la muerte y la vida. Era joven y estaba. A fin de
cuentas estar es lo que importa. No padecía ninguna enfermedad -no
es como ahora que me duele todo menos el alma-, ni deseaba la muerte,
ni había perdido aún a mi primera amiga, se trataba de un
sentimiento encontrado por casualidad que me estaba matando.
Los sentimientos causales me producen
pánico. El pánico es un sentimiento, y el odio, y
también hay quien dice que el amor. Por volver a santificar tu nombre sin otro
propósito que volver descubrirte. Por caminar descalzo sobre tu
cuerpo. Una violeta bajo la hierba describe con exactitud la redondez
de tu cuerpo oculto. Me descubro ante tus besos intentando vencer mi
soledad y resuelvo que fuiste ave de paso. Nos volveremos a ver si tú
quieres y María, la Magdalena, lo permite.
Pues bueno, si te hace feliz volver a verla pues ojalá sea.
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