Habito
mi vejez y no encuentro la realidad del nuevo día;
solo
tengo acceso al recuerdo.
Me
falta el aire puro
y me
sobra tanto silencio.
Y
luego está el misterio de tu partida.
Te
persigo en sueños y no te doy alcance:
¿quiere
eso decir que nunca te voy a recuperar?
No te
encuentro visible ante mis ojos ni palpable entre mis manos:
¿cómo
si no te veo te puedo tocar?
¡Terco en mis desavenencias!.
Los recuerdos y el silencio asedian mi mente que no aguanta más:
estallará en la locura.
O ya me he ido
y soy pura fantasía.
El
cansancio del día me vence pero no duermo... Y en medio de la noche me
levanto con renovados ánimos y me dirigió como siempre a la esquina
donde el ordenador que me ordena te tiene como musa encerrada en el oscuro foso del falso
olvido. Dando golpes al teclado con destreza escribo tu nombre para luego enviarte al borrador de mi viejo ordenador que me ordena.
Él, como
yo, estamos llenos de ti.
Que bonito post.
ResponderEliminarQue bonito que escribas su nombre y que bien que estés lleno de ella, asi no la olvidaras.
Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
En el borrador del corazón quedan guardados los retazos de amor que ignorarmos y acudimos a ellos cuando golpea la añoranza o la tristeza o recibimos una cachetada en nombre de la amistad. El amor eliminado que no se elimina, sigue siendo un borrador.
ResponderEliminar