cuando habitaba perdida en sus abrazos
Había mostrado incondicionalmente sus
afectos
en las noches de gloria desvelada.
Vencida por los años y los adioses
rebosó los limites de su copa de
vida,
indignada entonces,
olvidada luego,
las horas devoraron el presente.
Para ganar respeto y prestigio en la
vida,
ninguna mejor anotación que la bondad.
Si ahora pagan justos por pecadores,
suyas las culpas y no de otras.
Lo había reconocido
en su conducta
dichosa,
entre pan y justicia,
mientras la mañana insolente se
resolvía entre reproches
sin sueño ajeno a su voluntad.
Hoy solo queda un leve recuerdo
en la incertidumbre del tiempo.
Sin justificar comentarios injustos,
se amortizan las horas que van
pasando.
Se hizo
cultura
la mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario