miércoles, 28 de agosto de 2013

Sin lugar a dudas

Me importa, y es porque la quiero. Pero a ella le importan otras cosas. Ella es más de saber quién soy y de dónde vengo y a dónde voy, como la canción. Y qué importa la vida pasada de cada cual si ya no es... Importa el presente, el amor y la poesía que emana de las entrañas. Cuando emito una opinión, siempre tengo en reserva la respuesta para quien me conoce, pero nunca para quien no me conoce. Yo no quiero amigas conocidas. Quiero amigas desconocidas sin dudas ni falsos intereses. Quiero amigas de abrazos del corazón. Todo lo que escribo emana de un pensamiento instantáneo. Pudiera estar engañado, pero no por vanidad. De mis amigas solo espero una sonrisa y un brazo pegado a un hombro para la ocasión. Pero ante nada, existen intereses que forman un criterio que conduce desde la ignorancia a la insensatez, al soborno de los sentimientos, a la falsedad. ¡Joder, dona, voy de fracaso en decepción!.
  
Me favorece una idea elitista que carece de maldad por dedicarme a escribir mis estados de ánimo. Son opiniones, poesía a mi manera, y todo en un mercado de opinión que obedece a unos intereses que se ahogan en el normal desarrollo de las relaciones interpersonales que retratan mi propia personalidad. Lástima que sea tan estúpido con el teclado e iluso sin él. La existencia de no solo ser sino de esperar una palabra que no destroce la dignidad de cualquiera.
  
Tal vez este comentario simplemente tenga sentido para mí, no lo negaré, pero a mí ya solo me emociona el amor que entremezcla la sonrisa alegre del bebé y unos ojos decidores, que por culpables, prefiero imaginar. Nada más absurdo que una guerra de egos, juicios de valores, mentiras, verdades. ¿A quién importa mi verdad o mi mentira? A mí me importa mi credibilidad, la opinión que tenga de mí quien bien me quiera. Cuida tú mi credibilidad.

2 comentarios:

  1. ¿Y por qué no vas a ser creíble por ti mismo?
    (?)

    Piénsatelo.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Las amigas de tanto ser desconocidas con el hablar cotidiano terminan por ser conocidas.

    ResponderEliminar