jueves, 15 de agosto de 2013

... y

… y como los dueños absolutos de la calle son los parados, y las leyes de tráfico aún no lo contemplan, hay embotellamientos al doblar cada esquina. Antes en las esquinas había amores rotos, ahora parados. ¿Y dónde pararán ahora los amores rotos de siempre? Me alegro que me haga esta pregunta porque no la sé contestar. Los malos abogados preguntan lo que no saben y yo no contesto porque no sé. No hay ley que someta a este incontestable tráfico de influencias, a esta corrupción de Partidos Políticos. Ni autoridad, ni un dios bueno que los controle y nos salve.
  
… y cuando me cansé, que fue pronto, vine caminando por la fresca con un ruido infernal hacia casa. Encendí la radio e intenté reconciliarme con Morfeo... Pero Morfeo no estaba en casa, la radio sí. Y el ruido enlatado que me acompañó hasta casa se quedó, el "pom" imposible que machaca mis tímpanos... Pues lo peor de todo la radio y el programa de la Ser "Hablar por hablar". Todas las llamadas que hacían a la radio eran para llorar a lágrima viva... Una amiga me dice que se quiere morir de desesperación. Yo la animo diciéndole que morir si no es de amor no merece la pena (ojalá hoy no me lea si es que me lee). Así mi ánimo en las fiestas de mi pueblo. De ahí que mi esposa no quiera salir conmigo.
 
... y no la culpo.
 
... y tú no estás, ¡joder, dona, me hiciste polvo la vida!. Uy, eso no se dice... eso no se hace... eso no se toca... la María me perdone. (Lamento sacar mis miserias a pasear).

3 comentarios:

  1. ¿Pero por que hay que morir? Y menos de amor digo yo. Es como cuando conoces a tu ídolo, Enrique o Victor Manuel o quien sea, lo ves y dices "me quiero morir" (de la emoción) y entonces ¿Para que conocerlo si al final querrás morir?

    Las esposas... Ah las esposas. Incomprensibles féminas de amor absoluto que no entienden a sus amados esposos.

    ResponderEliminar
  2. A mi esposa no la culpo... Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar