Diez deseos para 2012

-¿Qué tal has pasado la Nochevieja?

-Bien.

-¿Sabes que es la primera vez desde que nos conocemos que me dices a la misma pregunta bien y no mal?

-¿Nos conocemos?

-Emilio...

-Me conocerá. Yo no la conozco.

-Pues hablamos mucho.

-De mí.

-¿Te gustaría que habláramos de mí?

-No.

-Siempre tenemos que empezar de nuevo: ¿Qué tal has pasado la Nochevieja?

-Mal.

-Entonces como siempre, ¿verdad?

-Sí: un día es igual a otro.

-Pero hablo del último día del año. Ese día es diferente. Todos nos proponemos cosas. Promesas. Ser mejores. También que se cumplan los deseos.

-Eso sí.

-¿Sí?
-Sí, eso sí. Mi esposa me dijo que pidiera diez deseos para 2012.

-¿Y lo hiciste?

-Sí.

-Me quieres decir cuáles fueron esos deseos.

-Si lo dices no se cumplen.

-Pero a mí sí me lo puedes decir. No se lo contaré a nadie...

-Ni a la vecina chismosa.

-¿Qué vecina es esa?

-Son cosas mías.

-Por favor, ¿me quieres decir qué diez deseos pediste?

-Pedí uno.

-¿Solo uno?

-Sí.

-Pues dime cuál.

-No es importante... a nadie importa. No importa.

-A mí sí. Es importante que sepa lo que más te preocupa.

-Vale: Mi deseo para 2012 es que podamos sacar tiempo para involucrarnos y aportar. Está comprobado que la solidaridad humana posee un inmenso poder restaurador y fortalece la resistencia de las personas ante las adversidades. Lo que pido es que nos respetemos y nos queramos más.

-¿Te importa que nos queramos?

-Sí, y que seamos más solidarios.

-Eso está bien. Pero además podías haber pedido amor, salud, trabajo, paz, erradicar el hambre en la Tierra... Llegar a diez deseos no es difícil. Serían todos buenos deseos de amor y solidaridad. ¿Es lo que más te preocupa?

-Sí.

-¿Y por qué si es lo que más te preocupa pides uno y no diez?

-No lo sé... (Mientras los inteligentes piensan, los ignorantes gobiernan. Y los demás, que son la mayoría, no sabe no contesta).