El fracaso más rotundo de los sueños de un iluso y otros sinsabores; a los que añado los descuidos de una vida echada a perder por ir de un sitio para otro a toda prisa; de una revolución que ha quedado en nada, y después de que tú (te entregué mi alma y te burlaste de mí despiadadamente), y otros fueron cayeron con el paso del tiempo, ahora que vivo de una u otra manera, solo quiero morir. Que levante el puño el que quiera, que otros ineptos y corruptos sigan con sus negocios de dominio público, que niegan la miserable realidad que vivimos. (Qué me importa si aquí, en la Tierra , no te puedo tener. Ante la María te confieso: Ya me olvidé de ti).
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