lunes, 16 de enero de 2012

Callando también se hace daño

Algo raro le ocurre a mi viejo ordenador que me ordena: tengo la impresión que es él el que me envía los e-mails a través de Facebook. Qué sino... ¡Qué!. Me cuesta creerlo, pero es muy posible que haya abierto una cuenta por su cuenta en Facebook. No sé cómo se las podría ingeniar de ser cierto, porque supongo que pedirán datos: nombre, dirección, también intenciones. Porque se oye tanto malo de Facebook como bueno. Debieran poner más precaución a la hora de abrir una cuenta. Yo no me fío. No cabe otra explicación. Nadie me enviaría un e-mail desde Facebook, para eso hay que tener una cuenta abierta y yo no la tengo. Este e-mail que supuestamente me envía mi viejo ordenador que me ordena dice (copio): "Lo doloroso que resulta ver un país inmerso en tanta violencia. Violencia de todo tipo. Son violencias con nombre propio. Con saña. Con pérdidas humanas unas. Premeditadas. Alevosas. Y ahora más que nunca suicidios. Nunca vivimos unos tiempos tan difíciles. Cuando traicionamos la confianza y el respeto abusamos de la tolerancia. Cuando para reforzar nuestra autoestima humillamos y levantamos falsos testimonios. Cuando nuestra verdad es la verdad absoluta. El asunto se pone de mala manera. Así no hay quién viva feliz. Se intente o no. Porque todo se nos niega".

Este e-mail, me hace reflexionar acerca de cómo sería la vida sin las redes sociales. Y no tengo más que echar la vista atrás. Pero no ame atrevo a juzgar. Antes la vida sino ciega estaba tuerta o miope. Que nada tiene que ver con Facebook. Facebook no es culpable, si tenemos que buscar culpables, solo mirarnos al espejo. País que camina de la mano de la violencia, del sufrimiento y del dolor. País que no sabe cómo terminar con las injusticias, país enfermo que se burla de la vida sembrando el terror. País dolido en el alma. Mi viejo ordenador ha elegido un mal día para enviarme un e-mail recordándome el país en el que vivo. (Los sueños no madrugan y no tengo lecho).

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