sábado, 14 de enero de 2012

El amor tiene sus límites

Un sábado de fieles difuntos, de enterrar promesas, de olvidos por los caídos, ¿qué se puede esperar de la bellaza exterior? Platón dijo: "la belleza, en el mundo, es la cosa suprema". Pero resulta que la belleza en el mundo tiene luces y sombras, como tienen los amores, como la vida. Fuera la maledicencia, los resentimientos, odios e iras, y aterrizados en una realidad inventada, las prácticas amorosas, y confesada mi admiración por ella, pragmático como un ministro del PP; admitiendo el amor como bueno y necesario, la pregunta sigue en pie: ¿qué se puede esperar de la bellaza exterior? Claro que el abuso de los recuerdos, sí, sí, claro, pero eso no basta. Algunos aprenden demasiado rápido y otros no aprendemos en la vida. La belleza exterior si eres ciego no vale nada. Sin frenos ni disimulo, en dolorosa sintonía con la crisis moral que ya arrastra la sociedad, la familia, la religión o los clubes de alterne. Qué la belleza exterior. Porque no basta, insisto en la pregunta: ¿qué se puede esperar de la bellaza exterior? El mejor argumento no es la claridad de ideas o la constancia, es la esperanza. Sin esperanza qué nos queda ¿? A pesar de los pesares todo es relativo, amor, todo, menos la certeza de los sueños entregados por amor. Sus precipicios y sus olvidos. (Que siga amándote, amor, que sigas amándome).

No hay comentarios:

Publicar un comentario