jueves, 19 de enero de 2012

La política desnuda de sabiduría culpable

Si asesinamos lo poco que nos queda del Estado de Bienestar, ¿se acabaría la crisis? Pues igual sí. Y, sino, con un par de recortes más y dos puntos al alza del IVA asunto resuelto. Y a vivir. Ay, lo que sucede es que los señores dueños de los partidos políticos, todos y todas sus señorías y sus excelencias y sus misericordias, no son pobres. Son ricos, son personas bien alimentadas. Y con las más altas tecnologías a su disposición. Que igual se pueden comunicar con Roma que con una de sus casas por videoconferencia. Un rico no le hace mal a un pobre a sabiendas. Un rico no le desea mal alguno a un pobre. Es más, no quieren que desaparezcan... porque si no hay pobres no hay ricos. Y qué sería de ellos, a quién explotarían... No, y el asunto es serio. Se trata de ajustar los recortes milimétricamente, o sea, que respiren al menos. Hablo de los pobres, de que respiren y coman de cuando en vez, que también. No quiero malos entendidos. Los pobres de hoy en día no son tan pobres como nos hacen creer, y la clase dirigente de este país lo sabe. De ahí que Rajoy diga que no, pero que igual sí, que nunca se sabe, que nada es lo que parece, y menos para siempre. A mi este señor me gusta. Me gusta por que habla claro, se le entiende. No como otros (sin nombres para no ofender). Los pobres de hoy en día no han sido educados en la pobreza, y ahora que viven en/con la pobreza no saben cómo desenvolverse. Y piden y piden, y se manifiestan también... Las cosas no son así. Sin embargo, hay quien piensa que un mundo sin políticos sería un mundo más transparente y sin corrupción... No sé, yo creo que no. Los políticos son necesarios en esta sociedad de ciencia definición, de auténtico derroche, de fidelidad al poder, y de mediocridad en el pensamiento. Unos líderes dispuestos a cargarse la igualdad, el Estado de Bienestar, y los deberes éticos inherentes a su cargo. No es que quiera alarmar a la sociedad, y mucho menos proponer una revolución, sino una forma diferente de pensar. Estamos obligados a oponernos a toda legislación partidista en beneficio propio, a toda ley que conlleve discriminación, a las actuaciones que generen auténticos atentados contra la naturaleza y la propia vida. La política desnuda de sabiduría culpable.

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