miércoles, 11 de enero de 2012

La verdad de la palabra.

Ocurrió esta noche y es la noticia del día: "La palabra ha sido suspendida por tiempo indefinido hasta que un tribunal competente no compruebe en qué se fundamenta para decir sin complejos la verdad. Y sus fuentes". Del dinero sabía que éramos esclavos, pero no de la verdad. Quien pone en duda la veracidad de la palabra y su verdad, no surcará los paisajes de la vida, ni los caminos que llenan de esperanzas la identidad del humano ser. Todos buscamos nuestra propia identidad, y (vanidad) venderíamos el alma al diablo por decir a nuestras amistades: Os presento mi propia identidad. ¡Mucho gusto!. "He aquí un hombre y su propia identidad". Mundo que rompe y corrompe el pensamiento. Pena penita y pena. ¿Por qué no globalizar la belleza, unificar ideas, pluralizar el arte: amor y santa poesía? La palabra condenada por expresar la verdad. Actitudes incomprensibles. Estaría mejor darle mayor crédito al corazón y menos a las hazañas bélicas. Mundo de inmortales con verdades incontestables. ¿Dónde y cuándo comenzó esta tremenda obsesión por la verdad de la palabra? Verdad que solo escriben los vencedores, como la historia. San Agustín dijo: "Ama y haz lo que quieras: Nosotros somos los tiempos. Seamos buenos y los tiempos serán buenos". Yo apuesto por la realidad estética: La verdad de la palabra.

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