Una amiga me dice: "Para que tus acciones sean honorables tienen que tener un propósito. Que sino, son el producto de personas confundidas". Confundido, pienso que si sus palabras son ciertas, y lo han de ser porque mi amiga sabe, y no es psiquiatra, tengo que pensar además que estoy perdido. Porque no estoy seguro de que mis propósitos sean honorables, porque reacciono a lo que me ocurre inconscientemente, porque improviso a cada paso que doy. Está claro: mi amiga se ha dado cuenta que estoy sufriendo por acción u omisión... Son asuntos personales que creí mantener en el anonimato pero tal parece que no. Cuando el alma sufre los ojos delatores no lo consienten. Y dicen. No quiero que nadie se preocupe por una pena que llevo en los adentros consecuencia de una verdad irrelevante. Pero no lo puedo controlar. Y mis ojos dicen. A veces sufrimos porque sí, porque somos masoquistas o yo qué sé. Y, confundidos, queremos dar a entender que a nadie interesa... porque no somos importantes. Vanidad: ¿acaso somos importantes? Según para qué o quién. ¿En qué planeta vivimos como para no darnos cuenta que no estamos solos? Siempre hay alguien que pena por nosotros. Es amor... Es poesía... Damas y caballeros: Suya es la palabra.
Es cierto, cuando el alma sufre, es muy difícil no delatarse. Sea con la mirada, sea con la palabra y en forma, a veces, desproporcionada, quedamos expuestos a esos sentimientos. No siempre sufrimos por amor, sufrimos porque alguien más ha dejado de valorarnos y nos ha engañado o nos ha humillado de alguna forma que no merecemos, sufrimos porque en realidad, somos débiles de corazón.
ResponderEliminar...y luego dicen que el humano ser inventó el amor... Beso.
ResponderEliminarSalud.