lunes, 2 de enero de 2012

La doble moral

Un dolor traspasa las rutinas y como la lluvia de invierno acompañado de un intenso frío, mi pueblo se ha convertido en un tenebroso remanso de congoja. Alguien ha muerto. Las campanas tocan música fúnebre. La muerte no respeta el nuevo año. La muerte no entiende de nada que no le interese. Ha muerto un hombre bueno. Cariñoso y sabio. Defensor de causas perdidas, de valores e integridades. De la palabra dada. Ha fallecido un hombre de bien entre la noche y el día Virgen María. Y nos invita a llorar, a la tristeza porque cada ser humano es insustituible, cada humano ser es una creación individual, con sus propias características y cualidades irrepetibles. Aunque luego, el sistema, las prisas y las benditas necesidades de cada uno, nos hagan parecer iguales. A propósito, qué pueblo éste de doble moral. Nadie cree en nadie. Cada cual va a lo suyo, la gente busca el éxito, triunfar en lo suyo sin importarle lo de los demás. La corrupción está de moda. Todos quieren ganar más, llegar los primeros, y el medio no importa. La lista la encabezan los políticos, los empresarios, los que defraudan al fisco, los del mercado sumergido. Los que pueden no quieren porque no les interesa. Crear empleo es un suicidio para los empresarios. Hoy en día crear empleo no es rentable, y hasta que lo sea, más vale encomendarse a Dios. El asunto de la doble moral se nos escapa de las manos.

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