"El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden mejorar sus vidas con sólo cambiar sus actitudes mentales". William James, filósofo.
Lo que voy a contar es verdadero (disculpen). Acabo de llegar con mi esposa del paseo matinal obligado por el asunto de moda: colesterol del malo, le dicen. No sé. Que sino igual ni salía de casa. Y como nada ocurre por casualidad, llegando a la altura de las escuelas y de vuelta a casa, venía una niña con el pan y al cruzarse con nosotros nos dijo "santé" y siguió en su caminar. Yo miré a mi esposa, que no conozco a nadie en el pueblo (casi) y menos a una niña de su edad. Entonces me di cuenta que aquella niña nos había dicho salud con la cara más bendita pero en francés. Fijo la única cara que tenía. Y yo, estúpido, no me di cuenta... Lo bueno, que aunque tarde, volví por mis pasos y le devolví el saludo con mi mejor cara, que yo sí tengo una cara para cada día de la semana. Y otra de hierro forjado para ciertas ocasiones validada por Alejandro Dumas. Y sonriendo, bendita, se alejó. (Avergonzado, no tengo más que decir).
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