Que por qué tienen que pagar más los ricos: simple, porque tienen más. Que por qué no, porque sí. Que ya nos vale de apretarnos el cinturón, que ya no nos queda cintura ni dónde hacerle más agujeros al cinturón. En fin, que estamos en periodo electoral y todo les parece poco para contentarnos. Pero no a todos, y eso los aspirantes a gobernar un país que ni es país ni patria que se le parezca, lo saben. Ahora hablan los políticos y dicen que si patatín y patatán... ¡Qué estupendos!. Luego, los que alcancen el gobierno, se rodearán de tecnócratas. Que por qué no rodearse de intelectuales: simple, porque no pueden fiarse de ellos. Los intelectuales tarde o temprano acabarán disintiendo y eso para el político siempre será alta traición. Los intelectuales conscientes de la realidad, utópicos y maliciosos, para el político siempre serán oposición, por consiguiente del todo prescindibles. Al contrario, los tecnócratas, simplemente aportarán sutiles sugerencias. Tecnócratas, asesores con futuro que se les puede pagar un buen sueldo porque tiene precio ajustado a las circunstancias, y no los intelectuales que no lo tienen porque no se venden. Los intelectuales dan brillo y aportan sustancia al discurso. Los tecnócratas encargan el discurso porque si lo hacen ellos entrarían de pleno en el lenguaje de los porcentajes, en el pierda quien pierda a quién importa mientras el político gane ¿? Pero no ahora que el pueblo sospecharía... Porque el pueblo no se chupa el dedo. Entonces, levantaría la liebre antes de tiempo y eso no le conviene al político, que no digo al pueblo. (No sé si me expliqué).
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