sábado, 3 de septiembre de 2011

La antena

Otra amiga del pueblo, me ha enviado su mayor fracaso a través de una amiga (a veces creo que me quejo de vicio). Ahora que andan los políticos de fornicio pagado echando números acerca de los escaños por alcanzar (cada cual busca su inspiración donde la encuentra). Lo público, es como la poesía, que para eso está, para servir siempre a los vencidos del amor y sus veleidades. Me dice que su fracaso tiene el origen en el ayuntamiento, porque el alcalde ha ordenado la instalación de una antena de telefonía móvil cerca de su casa y tiene miedo a que las ondas electromagnéticas y sus efectos colaterales perjudiquen la salud de su familia. Me habla de los peligros que generaran los nuevos aparatos del sistema digital de transmisión de señales GSM que utilizan, por medio del cual, se emiten señales de baja potencia pero de alta frecuencia. Está comprobado, dice, los teléfonos móviles como las antenas emisoras de señales que utilizan el sistema GSM crean a su alrededor campos electromagnéticos en contacto con los cuales se emiten radiaciones nocivas para la salud al generar campos de exposición electromagnéticos. También me cuenta que su queja ya se la trasladó al alcalde y que le dijo hace meses: "ja parlarem de l'assumpte", y hasta hoy... sábado que la inaugura. Como esto no es lo mío, como no sé de qué habla, porque yo no apago el móvil porque no sabría encenderlo, le cedo la palabra a la amiga de mi amiga, al parecer su hermana, para que pueda decir a viva voz que existen otros lugares más alejados del pueblo donde poder instalar la antena. Los políticos y sus excesos raptores de la soberanía del pueblo, olvidados de responder a la palabra dada. Los políticos y sus primitivos impulsos de hacer lo que no está escrito. Ya uno está mayor para denunciar comportamientos abusivos que alejan toda posibilidad de volver en busca de las relaciones perdidas entre los pueblos y sus representantes en las instituciones, entonces, le cedo la palabra: es tu turno, tuya es la palabra, habla, di, defiende tus derechos: -"Ja parlarem... ja parlarem de l'assumpte... a la puta merda senyor alcalde". -¿Eso es todo? -Sí. Otra ocasión perdida. Y ante la imposibilidad de convencerla que pagarle con la misma moneda no es lo correcto, que la razón está de su parte y la debe defender con argumentos y no con comportamientos de ira reprimida, del sol que no asoma entre las nubes porque no se atreve, y poco más... se fue por donde había venido... Su hermana, mi amiga, me explica lo desesperada que está, y sino cambiar de pueblo, que aquí tiene sus raíces, su familia y todos sus recuerdos, cambiará de casa. Esta es su historia. Que más que una historia es una esperanza camino del cementerio.

Ahora que aún andamos por el pueblo en actos de cristianas promesas, que aún nos duelen los pies por andar descalzos, por tantas procesiones del Cristo Dios, pido a los abusadores del ordeno y mando por decreto que pongan freno a tanta denuncia sin respuesta, a tanta delación dolida, a tanta vileza. (Un sábado solidario en honor a una dama amedrentada por una antena. Derrotada por sus miedos).

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