jueves, 8 de septiembre de 2011

No me la puedo quitar de encima

Llevo toda la mañana pensando en la amiga que leyó mi futuro en las rayas de mi mano. Y vale que no sea un ángel, no se lo voy a discutir si ella lo dice... pero todo es muy extraño porque me clavó, soy tal cual me definió. Me dijo quién era y sin conocerme, que es una amiga de fin de semana, una amiga de aquí te pillo aquí te mato (prometo ante la María que no sabía qué quería decir lo de aquí te pillo aquí te mato, hasta que me lo explicó una amiga de antes. Ay, soy más viejo de lo que aparento. Yo me refería a tomar un café amigo el sábado por la noche. Coincidió, nos caímos bien y nos hicimos amigos). En el transcurso de la vida, desde que nacemos hasta que dejamos de salir en la lista del amanecer el día siguiente nos pasan infinidad de cosas. Son cosas variadas que son situaciones y son circunstancias, y claro, como todo en la vida unas son alegres y felices, y otras son tristes de morir, son penurias. Y luego está la salud. Yo no llevo al día las cuentas, pero pondría la mano en el fuego que lo malo supera a lo bueno. O quizá sea que nos quejamos de vicio... quizá, no lo sé de fijo. Eso sí, la vida es muy complicada. Pensar en estas cosas me sobrepasa y es cuando asoma mi horrible dolor de cabeza. Un día se le tendré que comentar a mi médica de familia... Por cierto... sí, ya les hable de ella. Claro. Pues sigue igual de estúpida. Se cree que la van a nombrar ministra de sanidad cada vez que hay crisis de gobierno o nuevas elecciones. ¡Qué mujer, Señor!. Un día le dije al alcalde que si no tenía algún conocido importante para que la ascendieran. Que este pueblo le quedaba pequeño. Pero no. Y aunque no me resigno a morirme entre sus manos a veces pierdo la fe, y, egoísta, clamo al cielo por mí. Pero a esta señora que se cree doctora sin serlo, que aún alguien me tiene que explicar porque mi hija le cuesta cuatro años más de estudios ser doctora, y a ella se lo regalan ¿? Doctora, es llamarle doctora, y le gusta más que si le llamaran guapa (que no sé qué mentira seré mayor). En fin, no merece la pena... Y dale otra vez.. otra vez que no sé de qué iba el asunto que les estaba comentando. Y ahora se me antoja comer un plátano que es muy bueno para prevenir el cáncer de colon... Se me amontonan las estupideces. Sea como fuere, mejor disfrutemos la vida al máximo con las pequeñas cosas que tiene. Que a fin de cuentas siempre suelen ser más grandes de lo que parecen. Nada de amontonar experiencias negativas. Háganme un favor, sino por mí, que a santo de qué, háganlo por sus seres queridos: sean positivos, que corren malos tiempos para casi todo en la vida. Salvo el amor y la santa poesía no sabría qué más decirles.

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