lunes, 26 de septiembre de 2011

Lunes de confianza

Hoy quiero celebrar un compromiso con la amistad (uno que a veces...). Esa amistad en la que brilla la confianza, el no prejuicio y el cariño que trasciende al tiempo. Espero que todos aquellos que aprecien a sus amigos se ocupen porque sí de expresarles lo mucho que significan en sus vidas un día como hoy, lunes de confianza. Amén.

No es que en la vida haya llevado demasiadas decepciones, hablo de amistad, pero un amigo fiel, que no amiga, no es un refugio seguro. Que nadie se crea lo del que tiene un amigo tiene un tesoro que no: un amigo es una ruina. Un amigo no tiene precio en tanto y cuando la mar esté en calma; un amigo es como un tesoro que alcanza para todos mientras todos compartan ese tesoro. Entonces, cuidar y preservar a los amigos ante la tempestad para seguir teniéndolos, porque como venga la tempestad inesperadamente el amigo deja de serlo, y cuando un amigo se va... Los amigos, y hablo de los mejores, son imperfectos, pero no más que cualquiera, o ellos mismos lo son, pero las circunstancias dan un valor añadido a la amistad. Un valor que va más allá de los pequeños defectos y la verdadera valía. Un sentimiento como cualquier otro del corazón que al no estar impregnado de amor y poesía es apenas. Amistad es amor y santa poesía su verbo. Amistad es sinceridad en su acompañamiento. La amistad no se audita ni se sopesa cada mañana. Ni se valora. ¿Qué pesará más, los defectos o las bondades en la amistad? (Estupidez gorda). Un amigo no puede ser nocivo, no puede ser una carga: hablaríamos de otra cosa, de una amenaza quizá. (Yo no creo en la amistad desde el día en que, camino de la amistad, me di de bruces con el amigo y no estaba).

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