Hoy me levanté con el pie izquierdo mirando hacia atrás en la historia con algunos de mis olvidos presentes. ¿Estaré muerto? Lo que sí estoy es moderadamente preocupado (me encanta estar moderadamente preocupado. La ignorancia me hace sentir bien). Y eso que ya poco o nada me asombra. Recuerdo eventos concretos, actividades laborales de poco éxito, y algunas relaciones humanas y otros descuidos. Todos mis olvidos se diferencian claramente del presente. Pasan lentos por mi mente a la vez que mi presente se aleja. Diría que mi mente selectiva le está dando vuelta a todos mis recuerdos. Y algunos de mis olvidos se apoderan del presente. Nunca tuve nada que ocultar pero... no sé, es extraño. Quizá tenga que ver con el hecho de que no acepto el presente como modelo de convivencia. La mente es la hostia. Uno de mis olvidos tiene que ver con la sociedad agrícola que mantenía la misma forma de vida durante generaciones, con los pueblos que eran pequeños e independientes, con las ciudades que estaban restringidas a una pequeña parcela geográfica y todas las personas eran vecinas. La familia y los amigos lo eran de verdad. Existían las formas, y los valores no eran apariencias. Naturalmente esa forma de vida está extinguida. Creo que me he dejado de vivir los últimos años. Se redujeron las distancias a la vez que perdimos el contacto con la gente. El mundo laboral se ha vuelto mas variado y la tasa de desempleo aumentó escandalosamente. Y de volver, volvió la explotación. La educación es más amplia pero está masificada y, lamentablemente, menos disponible. El consumismo nos enfermó. Las nuevas tecnologías han afectado la vida de manera negativa al considerarnos parte de ella. La habilidad para ganarse el sustento las personas es el elemento fundamental en este mundo de los negocios y los tantos por ciento. En este mundo próspero y competitivo necesitamos tirar de las influencias si queremos vivir moderadamente preocupados (de nuevo la estupidez de antes), sistema de vida deshumaniza. Todas prácticas y habilidades aplicadas a una relación social con personas y comportamientos que no están determinados por un reflejo de empatía, compañerismo, amor, colaboración y cuidado de nuestros mayores. No hay presupuesto económico para nada que tenga que ver con una convivencia humana. Hay que volver a entender la vida de forma humana, volver a los valores perdidos; este mundo no es el que algunos soñamos. Debemos cultivar el nivel de espiritualidad de antes que es una dimensión superior del ser humano, y esa dimensión superior está más allá de las definiciones y los comportamientos capitalistas. Esa espiritualidad nos puede salvar de dogmatismos y otras manifestaciones populistas. Desde luego algunos de mis olvidos son mejores que mi presente. (Si llego a mañana, si Dios quiere, quiero decir, intentaré despertar antes de levantarme y posar los dos pies a la vez. Quiero mirar hacia atrás en la historia para poner al día todos mis recuerdos. Luego decidiré si me apeo o qué).
No hay comentarios:
Publicar un comentario