Que no digo yo... pero igual merece la pena ser. Que un día cualquiera estaría bien salir a la calle en plan solidario y buscar por ahí quizás una amiga... también un amigo. Vivir la vida dando abrazos bebiendo de la fuente de la verdad estaría bien. El asunto es que nacemos y morimos sin crecer. Crecer humanos. Nunca es tarde para cambiar. Las urgencias del mundo andan crecidas en una sociedad carente de empatía y deseosa de ganarlo todo y poseerlo todo. Sea como fuere, a mí no me interesa morir para justificar de algún modo lo injustificable. Por mucho acto de contrición que se haga o perdón que se pida si luego hay que morir a mi no me interesa. Saramago dijo: "si existimos como así es, qué menos que valorar la vida responsablemente". ¡Qué falta de respeto y cuánto amor por descubrir! Desde luego los peores miedos son los provocados por nosotros mismos. Lástima, y eso que sabemos que solo haciendo el bien tenemos alguna posibilidad de crecer. Digo yo, que aunque nada más fuera por eso... El asunto es fácil: "antes de entrar dejen salir". Qué si no dejamos ni una pizca de ira de la mala ni venganzas por cumplir (que no digo cumplirlas sino tirarlas al olvido) antes de morir... Qué si luego de sacar todas las miserias de nuestro cuerpo nos pusieran una inyección en vena de santa poesía... Qué si nos proponemos trascender sin avergonzar a nuestros hijos... Como un problema del que no sabemos su solución... Qué si la solución comienza por soltar amarras. Los mecanismos del pensamiento relacionados y vinculados con las ideas. En un plano cotidiano podíamos comprobar la eficacia de una vocación compartida. La palabra acertada en una redacción deteniéndola ante una emoción. (Las personas abrumadas por las prisas no pueden ser creativas).
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