A veces nos perdemos entre dos mitades. Decimos sí y no... Hacemos sí y no... Somos incorregibles. Así es como a veces empezamos desechando amores de viejas amigas por otros nuevos de amigas sin un futuro conveniente. Los viejos amores, por viejos, son los mejores, porque un amor, si es bueno no tiene fecha de caducidad. Olvidamos que nuestra misión en la vida, y lo dijo quien lo dijo, es amarnos los unos a los otros. Es ayudarnos a encontrar el camino de la salvación. Y morir por amor con la única condición de resucitar juntos. "Las mentiras vuelan, pero la verdad perdura". Edgar Mohn. Palabras certeras. Esta es mi opinión. No digo que sí, tampoco que no. Será lo que tenga que ser. ¿Acaso cuando vamos al cine y la película nos aburre por demás, no pensamos que mejor hubiéramos sentido el amor de cerca en la noche que embelesa? Sin lugar a duda la mejor opción. Si bien ir al cine tampoco es mala opción, si comprendemos que lo que refiere el guión de la película es sucesible de meditar sobre su originalidad. Tal que un buen libro que a más viejo más interpretado y plagiado, y vuelta a empezar. Conviene considerar que los mensajes que nos llegan a través del tiempo no son textos originales, al menos claros. Con una excepción: La Palabra de Dios, idónea para mantener nuestra fe sin las ingerencias del tiempo. (Aunque La Biblia también es un libro escrito de oídas).
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