domingo, 25 de septiembre de 2011

El mejor argumento de una dama es su sonrisa

"Las violetas seguirán siendo hermosas aunque no haya en septiembre primavera".
   
Una dama vive justo en el trayecto del sol pero su luz no le llega... Oriunda de algún lugar, enamorada de la vida y otros besos, ha volcado su última esperanza en un mar donde se conjuga el verbo amar. Y la liviandad se ha adueñado de su propia alma, la ha tomado en propiedad. (De un pájaro un ala). Cuentan que al atardecer se la puede ver apoyada en la brisa de un mar esperando a que asome el sol, que es su sueño más hermoso, pero la bruma le va despojando lentamente la visión y solo le va dejando un poco de aire para respirar. Aunque su mente no le permitirá entregarse y volverá mañana, y volverá a volver todos los días. Una dama vive prisionera en un mar. ¿Quizás el beso de un poeta? (Para un poeta es un privilegio que una dama le inspire quizá sobre una almohada mirando al mar). El día es largo y agotador. Y un mar insaciable no da tregua y devora entre sus brumas lo que agoniza en la propia tristeza de una dama. Dice su poesía, que a pesar de los pesares, agradecida de la vida, su tristeza no le hace perder la sonrisa y su ilusión de adolescente. Y cuando llueve, porque el agua para ella es la fuente de sus sueños, se reinventa a sí misma y se autoexcluye de la lista de los sin causa... Ella sabe que en el lugar donde crece el desamor también nacen los amores eternos... Piensa emocionada que ya amanecerá algún día, e ilusionada, que la luz del sol le dará de lleno en su cara de sonriente enamorada. (Mire usted, señor poeta, lo que ha conseguido con su poesía, mire usted hasta donde ha llegado su prosa, hasta donde el mal que le ha hecho a una dama a la que usted le compuso una canción y le cantó).
   
"Yo tan solo quiero el enjambre de tus besos y que me devuelvas el ala para volar en tu regazo. Y que ese mar te vuelva tu esperanza envuelta en un velo de amor que, celoso de mí, lo custodiaba".

No hay comentarios:

Publicar un comentario