lunes, 26 de septiembre de 2011

Confesiones (I)

Hoy, ahora, curioseando por el escritorio del blog, veo que apenas llevo tres meses por aquí y he escrito 200 comentarios o lo que sea, quizá sentimientos. Entonces, pienso que no he dicho quién soy... Emilio, sí, pero nada más. Ni una foto, ni un aquel... ni un beso. Solo salud y felicidad. Sin embargo, ¿qué mejor que desear salud y felicidad? Creo que es un buen momento para decir cómo soy por dentro, aunque sospecho que quizá con 200 comentarios ya uno se va abriendo por dentro sin darse cuenta... Me apasiona escribir, y sería capaz de escribir incluso de día. Ahora escribo de noche y edito de día, pero sería capaz de escribir todo el día y la noche, las veinticuatro horas. Ahora estoy escribiendo de día. Va en serio: quisiera escribir sin lastimar la palabra. Que guste lo que escribo o no es secundario para mí. Escribo el día según me sale de los adentros (el momento), y siempre, siempre, siempre, pongo los humildes del corazón al escribir. Así que, si alguien me lee, que sepa que mi única intención es arrancar una sonrisa de soslayo... O aportar un punto de vista quizá diferente... Un comentario, un relato, un ensayo... no sé, algo de aquí y de allá. Me apasiona escribir, pero eso ya lo dije. Que yo sepa, solo hay una persona que sabe quien soy. Que me lea, eso no lo sé, pero sí sabe que escribo aquí. (También me conoce por dentro). En fin, me gustaría que me leyera porque casi siempre escribo para ella... Soy una persona introvertida que vive los años altos de la vida con miedo. Pero no miedo a comprometerme con los demás... Aunque fueron muchas las palabras rotas y promesas incumplidas, además de mis propias decepciones... (Yo he pagado por mi libertad). Pero hay más, tengo miedo a que alguien pueda darse cuenta que soy una persona que solo puede aspirar a una relación virtual, porque no tolero la prepotencia de la gente, la superioridad de algunos, la estupidez de otros. La hipocresía. A la mínima incoherencia interesada me voy. "Los hombres juzgan los asuntos de los demás mejor que los suyos". (Terencio). Soy inseguro... ¿pero quién no lo es en estos tiempos? No quiero dar la impresión de que pueda estar cansado de vivir la vida, es que soy débil de espíritu y a veces necesito un brazo pegado a un hombro. También mirar al cielo cuando el miedo me supera. Soy un poco cobarde, que dirían mis hijas. Soy un romántico de los de antes... nostálgico también... Ya me vele por ahora que no me quiero alargar. Igual no he dicho mucho, no sé. Escribir me hace mucho bien, porque entre los renglones y las márgenes, entre los puntos suspensivos y algún paréntesis me encuentro yo al desnudo y mi única verdad. Pero aún me queda por saber de mí, por conocerme. Escribir es todo para mí y la única manera que tengo de saber. Aunque algo ya aprendí, si un día pienso que todo está perdido digo amiga... digo amigo. Digo amor de madrugada envuelto en sábanas blancas de algodón egipcio... Que se sepa, y lo digo alto y claro,  que creo en el bendito amor que todo lo puede y en la santa poesía para explicarlo... (Y aún hay quien no se entera).

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