Tener sentimientos encontrados no es malo. Ni sentirte triste de morir, enfadado, cansado. ¿Y el miedo? Ay, el miedo. Las relaciones humanas disminuyen con el tiempo o no. Incluso el amor se acaba o no. ¡Joder, dona, no sé adónde me quieres llevar!.
Me daré un respiro, no aspiraré a mucho: de viejo sé que hay que comenzar desde abajo después de estar arriba y darte de bruces contra el suelo. Hay que levantarse una vez más de las que te tiren (a hostia limpia si es preciso). Me daré el tiempo necesario para recuperar la vitalidad. No hay supermujeres ni superhombres. Simplemente soy un ser humano. No me dejeré embaucar por el miedo. Y si necesito un abrazo amigo... ¿Si no hablo de mí por qué me expreso en primera persona? ¿Tú lo sabías, verdad? Escucha: Si te cuidas física y psíquicamente mejorará tu estado de ánimo. Evita discusiones fuertes (ya me entiendes), y si la discusión tiene visos de convertirse en una pelea cuélgale el teléfono. Explora tus intereses, conecta con la verdad y disfruta de ella de manera individual. Procura ¡por Dios! pensar en positivo. Busca expectativas nuevas donde aparcar tus frustaciones y ve hacia una transición... que te vaya bonito. Tu vida volverá a la normalidad. Eso sí, habrá un antes y un después que no quiere decir que sea malo ni bueno, simplemente diferente. Quizás el que no hubieras deseado, pero así es la vida. (Quizá ya ocurrió). Confía en ti misma.
-Se llama cáncer y es un verdadero hijodeputa.
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