domingo, 15 de junio de 2014

Corran la voz.

A una amiga que un día le pregunté y me dijo no, ¡que no!, hoy me envía un "emilio" considerando el amor como algo que no sabría explicar pero insalubre que se cura exclusivamente con el matrimonio, o alejando al enamorado de la influencia que lo perjudica. Ahora me diría sí, ¡que sí!, supongo. El amor, como la homosexualidad de la Santa Madre Iglesia de Roma que es incompatible con la fe de religiosa, es una enfermedad contagiosa curable exclusivamente con el matrimonio (los homosexuales con el matrimonio no, ¡que no!, la homosexualidad solo se cura con pastillas y sesiones de fustigamiento. El matrimonio de peras y peras y no de manzanas peras según Sor Botella). Esta enfermedad se puede comparar a la caries que se propaga por los países donde se come todos los días, por cierto, cada vez menos, ¡vaya por Dios!. En un país cuyo nombre prefiero omitir de muchos porcientos y aciagos resultados, como la mayoría de sus habitantes viven por la Gracia de Dios y amén, no tienen este tipo de horaciones. El Maná es un alimento bendito.
 
Seguiremos hablando de este alimento milagroso con mucho futuro solo al alcance de los más allegados a Dios y a la Santa Madre Iglesia. De Roma, sí.

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