Se hace necesario encontrar un poeta despierto entre las páginas de un libro que nos explique con paciencia qué hemos hecho para merecer este castigo.
¿Quién discute que la experiencia es el mejor aprendizaje...? El problema es que no aprendemos. Y si aprendemos, o no nos dejan llevar a la práctica nuestra sabiduría o es demasiado tarde y nos tenemos que morir. ¡Joder, dona, hoy no es un buen día para el amor!. Es obvio.
Nunca es tarde para aprender ni para llevar a la práctica nuestra sabiduría. Se trata de discenir lo que está bien y lo que está mal, lo que es probechoso y conveniente y obrar en consecuencia. Uno tiene la impronta que nadie es capaz de ser consciente de nuestra condición humana y nos vamos acercando a Dios... A ese Dios que todo lo puede. El Misericordioso. Vencidos por la realidad de los hechos que nos delatan, yo me confieso pecador y acepto la sentencia. A fin de cuentas, el corazón humano es una brújula cuyo norte lo hemos perdido hace tiempo. Quien anda por el sur pasa calor y quien anda por el norte frío. ¿A quién importa? Ni la verdad hace esclavos ni existe nada más necesario que otra verdad para disentir; todo lo demás, incluso la mentira, no tiene ningún valor.
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