Se llamaba Lito y murió. Lo acabo de leer en la prensa de mi tierra. De pequeños jugábamos a cosas de niños. Pues eso que murió. Hace unos meses lo operaron del corazón y parece que no superó el mal que le llevó a la muerte. Era buen chico, luego se fue a Madrid e hizo carrera como sindicalista. Le fue bien. De cuando en vez salía en la televisión al frente de alguna manifestación reivindicativa; nada que ver con esos sindicalistas andaluces. Lito era honrado. Que en paz descanse.
A veces uno se pregunta para qué seguir viviendo si a fin de cuentas vamos a morir. Sobre todo si esta vida va a seguir en este plan. Tal parece que esto va para largo y todo apunta que no seremos capaces de comprender el por qué de las cosas, ni las preguntas que podemos responder... En fin, hoy no apostaría por que éste fuera un viernes de fiar. Voy a dar un paseo por Les Seniaes (hasta la entrada). O a la piscina que ya la abrieron.
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