Todo empezó ayer al medio día, y traerá cola, porque el asunto no tiene una salida fácil: las cosas de palacio van despacio. Yo no me quiero meter, pero es música celestial para mis oídos y una increíble sorpresa.
En casos de inexperiencias e inocentes razonamientos como este, los que saben recomiendan esperar. Yo haré lo que me digan y daré gracias a Dios por darme un motivo más para ser feliz. Y hasta aquí puedo contar.
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