"Proyecto Hombre atiende a un 47% más de pensionistas con adicción y el cannabis se dispara".
La fundación asiste a 1.021 personas en la provincia de Valencia y alerta del aumento de un 18 % en marihuana mientras sigue sin percibirse como riesgo.
Este perfil de adicto no es el instalado en el imaginario colectivo ni tampoco el más común en Proyecto Hombre, pero el incremento registrado en el último año por los pensionistas con problemas de adicción a las drogas es el dato más sorprendente en el balance anual de la fundación en Valencia. El número de atenciones que Proyecto Hombre en la provincia de Valencia realizó con personas pensionistas aumentó un 46,7 % y ya representa el 11 % del total de sus usuarios, según la memoria de 2013 presentada ayer en la sede de la fundación. Se trata de "gente que tiene una edad avanzada y también gente joven que ya es pensionista precisamente por causas relacionadas con alguna disfunción orgánica derivada de su problema adictivo", explica el director terapéutico de Proyecto Hombre, Juan Manuel Ferrer. A ese perfil de pensionista que recala en la fundación para desintoxicarse va ligado, en muchas ocasiones, un problema de cronicidad en el policonsumo de drogas que incrementa su riesgo de exclusión, añadió Ferrer. Es decir: son veteranos de las drogas. Las pensiones bajas y los mayores enganchados fuertemente al alcohol con un avanzado estado de deterioro son dos rasgos frecuentes en el grupo de pensionistas que ha experimentado un mayor ascenso entre los usuarios de Proyecto Hombre. Aun así, los parados representan el 60% de las personas atendidas en un año en el que la Fundación Arzobispo Miguel Roca-Proyecto Hombre atendió a 3.331 personas, de las que 1.021 acabaron en programas y terapias, un 9% más que en 2012.
En los años altos de la vida resulta que somos un colectivo emergente. Tengo que salir más de casa si no me lo quiero perder... Antes, de mucho antes iba al bar y bebía vino y wisqui. Luego solo vino. Y desde que mis damas son protagonista en mi vida, agua. Adiós mi dependencia etílica. ¡Joder, dona, me estoy perdiendo los mejores años de mi vida!.
Lo más que como adicción me puedo permitir es escribir y enviar algún correo electrónico. Ni desobedezco a Dios ni sus Diez Mandamientos. ¿Querrá eso decir que viviré siempre, o hasta el juicio final al menos? Si no es para brillar no me interesa la luz. Más tarde veré a la Dama que vela mis sueños y le hablaré del asunto si tiene tiempo. Está ocupadísima... Llegué a creer que ya no me quería, y no. A veces le damos vueltas a las cosas y nada es lo que parece. Así que en los años altos de la vida como en los bajos. ¡Manda güevos!. El humano ser y sus estupideces.
Una adicción que muchos compartimos...escribir!
ResponderEliminarSaludos
Escribir es un placer... eso es así. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.